ENSXXI Nº 118
NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2024
No os olvidamos
Las primeras palabras de este número tienen que estar dirigidas a Valencia y Albacete, para mostrar nuestra solidaridad con las víctimas de la tragedia producida por la DANA del pasado 29 de octubre.
Cuando se produce una catástrofe de esta magnitud, la primera reacción es el duelo por los fallecimientos que desgraciadamente en este caso superan los dos centenares. Todos sabemos que detrás de esa cifra se encuentran proyectos de vida truncados, en gran medida, por el azar de encontrarse desafortunadamente en un lugar y un momento concreto. Sirvan estas palabras como recuerdo de las personas fallecidas y sus familiares, para quienes las pérdidas sufridas son irreparables.
Superado el primer momento de conmoción son dos las preguntas a las que, como sociedad, tenemos que dar respuesta ¿Cómo reparar los graves destrozos provocados por las inundaciones? ¿Cómo prevenir para evitar que, en el futuro, esta catástrofe se vuelva a repetir?
“Es conveniente que los potentes lazos de solidaridad trenzados con ocasión de la catástrofe se mantengan como urdimbre que favorece la cohesión social”
Con respecto a la primera cuestión, la solidaridad ciudadana mostrada desde el momento inicial es motivo de orgullo. La reacción a la tragedia de muchas personas que han acudido personalmente a ayudar o lo han hecho económicamente o de otras formas desde su lugar de residencia, constituye una agradable sorpresa que contradice el aparente individualismo y egoísmo que preside las sociedades modernas. Es evidente que esta respuesta personal espontánea y desinteresada no es suficiente para la reconstrucción, que será larga y compleja. Las instituciones del Estado y sus importantes recursos deberán servir para este fin, pero es conveniente que los potentes lazos de solidaridad trenzados con ocasión de la catástrofe se mantengan como urdimbre que favorece la cohesión social, tan necesaria en un mundo ciertamente despersonalizado.
En materia de prevención, para el diseño de unas medidas efectivas se impone con carácter previo el análisis de las causas de la tragedia. Como las catástrofes naturales tienen un carácter inevitable, los esfuerzos deben estar centrados en aminorar sus consecuencias, para lo cual es necesario un examen de lo que pudo haberse hecho para reducir los efectos de la gota fría, fenómeno que, por otra parte, no es infrecuente en el Levante español. No es este el lugar para exponer esa tarea de evaluación y planeamiento, pero sí de pedir encarecidamente que se haga de forma honesta y equilibrada. Hay que reconocer que ninguno estábamos preparados para reaccionar adecuadamente a unas inundaciones que nunca habían producido un resultado tan devastador.
“No debe ser el momento de acusaciones sino de asumir la responsabilidad en sentido prospectivo para acometer una tarea de prevención que es fundamental para el futuro”
La imprevisión afectó a todos, incluidos los propios ciudadanos, por lo que no debe ser el momento de acusaciones sino de asumir la responsabilidad en sentido prospectivo para acometer una tarea de prevención que es fundamental para el futuro.
A este respecto, nos gustaría terminar con una referencia a las políticas preventivas, cuestión sobre la cual reflexionamos con frecuencia los notarios, como funcionarios dedicados a proporcionar seguridad jurídica preventiva en el tráfico extrajudicial. Cuando ocurre la desgracia se revela la ventaja que ofrecen las soluciones preventivas que hubiesen aminorado las pérdidas humanas y materiales. Sin embargo, esta percepción no es fácil de mantener en los momentos de normalidad durante los cuales, la realización de obras y la elaboración de planes para acometer contingencias improbables es costosa y poco agradecida. En los próximos meses la mejora de las infraestructuras hidráulicas y de los sistemas de emergencia se beneficiará, desgraciadamente, del impulso generado por el desastre que han producido las inundaciones. El reto, como ocurre con la reconstrucción material y el acompañamiento espiritual a las víctimas, es sostener este impulso en el tiempo y no olvidar que toda mejora en la prevención constituye un beneficio enorme a largo plazo, aunque a corto sea en cierto sentido invisible, ya que sus efectos están dirigidos a evitar perjuicios que acaso nunca lleguen a producirse.
“El reto es sostener este impulso en el tiempo y no olvidar que toda mejora en la prevención constituye un beneficio enorme a largo plazo, aunque sus efectos están dirigidos a evitar perjuicios que acaso nunca lleguen a producirse”
Después de lo acontecido es difícil dirigir la mirada a otros temas cuya importancia palidece ante la muerte y desolación que nos rodea. Sin embargo, entendemos que la mejor manera de superar el infortunio es trabajar en aquello sobre lo que cada persona e institución tiene más que ofrecer a la sociedad. En esta línea la Revista mantiene su compromiso de participar en aquellos debates jurídicos de mayor actualidad e importancia. Este número constituye un claro ejemplo de ello con una Tribuna en la que, con la excusa de la concesión del Premio Nobel de Economía, se reflexiona sobre la importancia de la fortaleza institucional y su relación con la prosperidad, cuestiones de indudable eco en la situación presente.
Siguiendo con el tema de la vivienda, en el presente número se publican dos artículos relativos a cuestiones prácticas que reflejan la problemática que se genera cuando se utilizan las normas de Derecho privado con la intención paralela de contribuir al desarrollo de políticas públicas.
También nos ocupamos de las donaciones, que es una de las figuras negociales que ha cobrado una mayor importancia práctica por su creciente utilización por razón de los beneficios fiscales concedidos a las mismas. Gracias a esta proliferación, vuelven a la actualidad cuestiones de gran tradición en el Derecho Civil, que durante un tiempo quedaron oscurecidas por la ausencia de donaciones (como las reservas de la facultad de disponer o las cláusulas de reversión que pueden incorporarse como pactos especiales). Por otra parte, cada vez es más habitual la incidencia en el proceso hereditario de donaciones efectuadas en vida por el causante. Para un correcto diseño del negocio es fundamental el asesoramiento notarial que asegure que el reparto patrimonial, que normalmente se efectúa con una combinación de actos de disposición inter vivos y mortis causa, se ajuste a la legalidad y a la voluntad debidamente informada del causante.
Finalmente, sin agotar los temas que son objeto de tratamiento en este número, resulta de especial interés el tema de los pactos asistenciales entre convivientes no familiares. Se trata de una realidad incuestionable de creciente importancia en las sociedades modernas y que, a la espera de una regulación completa, hoy en día debe ser objeto de disciplina a través del acuerdo muchas veces formalizado en documento público. La variada y novedosa problemática que se plantea en estas situaciones es objeto de tratamiento en una serie de artículos muy interesantes.
Volviendo, para finalizar, al desastre que hemos sufrido, en la sección Corporativa se da cuenta de la reacción del Colegio Notarial de Valencia y del Consejo General del Notariado para prestar la modesta ayuda que, dentro de nuestras competencias, podemos ofrecer los notarios a los afectados por la DANA, fundamentalmente para facilitar la obtención de actas notariales que sirvan de medio de prueba de los daños sufridos a los efectos de obtener el resarcimiento que, en cada caso, sea procedente. Esta ayuda también se ha proyectado en favor de las notarías afectadas por las inundaciones, en especial para reducir al máximo los daños que se hayan podido producir en los protocolos notariales.