Por: Ignacio Solís Villa
Exdirector de EL NOTARIO DEL SIGLO XXI

NÚMERO CIEN

La publicación del número 100 de EL NOTARIO DEL SIGLO XXI es una alegre noticia para todo el equipo que a lo largo de los años lo ha hecho posible, pero sería un error limitarnos a un mero ejercicio de estéril autocomplacencia. Parece preferible aprovechar la ocasión para reflexionar sobre las dificultades que ha habido que vencer y sobre los riesgos que pueden poner en tela de juicio su continuidad.

EL NOTARIO DEL SIGLO XXI es una revista que depende del Colegio Notarial de Madrid, pero no es una revista corporativista; no está al servicio exclusivo del Colegio y de los notarios sino, como todo el Notariado, al servicio de la sociedad y de la Justicia. Para ello es preciso, además de un apoyo firme por parte del Colegio, una constante preocupación por los ideales que inspiraron su fundación, tarea que en el día a día compete al equipo directivo y a su redacción.

“La verdad siempre ha de estar al servicio de la sociedad; nunca se puede utilizar con el exclusivo fin de lograr otros objetivos inconfesables”

Entre los ideales fundacionales está el respeto a la verdad, pero ésta no se presenta siempre como algo absoluto; a veces es poliédrica, lo que implica un pluralismo en la presentación de los temas ofreciendo las distintas perspectivas, premisa ineludible para contribuir a una sociedad bien informada, pero recordemos con Habermas que hay juicios de valor sobre los que no se debería ser pluralista. La verdad no se puede utilizar como arma arrojadiza; hace tiempo recordaba como con ocasión de una contienda electoral Adlai Stevenson le dijo a Richard Nixon: “Si dejas de decir mentiras sobre mí yo dejaré de decir la verdad sobre ti”. La verdad siempre ha de estar al servicio de la sociedad; nunca se puede utilizar con el exclusivo fin de lograr otros objetivos inconfesables.

“Al igual que por el Derecho, hay que luchar por una sociedad más justa y mejor informada y ello constituye un ineludible imperativo moral, incompatible con cualquier forma de pasividad”

EL NOTARIO DEL SIGLO XXI es hoy una revista plenamente consolidada; su futuro parece asegurado, pero siempre hay que estar atentos a argumentaciones que pueden poner en riesgo la continuidad. Unas veces se dirá que no es el momento propicio, otras que la crítica ha de ser constructiva, en ocasiones se acudirá a la socorrida falacia de que oponentes poco escrupulosos se servirán de lo mantenido para atacarnos y tampoco hay que descartar el uso de la vieja idea de que los trapos sucios se lavan en casa. Todos ello no son más que pretextos que conducen a la inacción, unas veces alegados desde fuera y otras desde dentro. Parafraseando a Ihering podríamos decir que al igual que por el Derecho, hay que luchar por una sociedad más justa y mejor informada y que ello constituye un ineludible imperativo moral, incompatible con cualquier forma de pasividad.