A mediados de abril se recibió en todas las notarías un titulado Informe de gestión del Consejo General del Notariado que ni era informe porque falsea, ni era de gestión porque según confiesa nada se puede gerenciar, ni es del Consejo porque sus miembros lo conocieron cuando los demás notarios.
El sedicente Informe, fundado sobre una miserable vileza contra el decano de Madrid que como todo el mundo sabe es falsa además de inverosímil, es una confesión de impotencia pues, como todos los autócratas, trata de justificar sus torpezas y fracasos creando enemigos ficticios (recuérdense los contubernios judeo-masónicos contra el régimen).
Hoy ya es conocido el nombre de quienes, en acciones de granujas, redactaron el informe y en acción interesada precipitaron su circulación. También el de los ocho carbonarios que, veinte días después, lo asumieron.
La historia pondrá a cada uno en el lugar que merece.