ENSXXI Nº 15
SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2007
JOSE ADRIÁN NEGRI, MORAL Y CONCIENCIA DE MISIÓN
Nacido el 25 agosto de 1893 en la Capital Federal, obtuvo el título de escribano el 21 marzo de 1918 en la Universidad de Buenos Aires.
Intensamente interesado por España, ya en marzo de 1929 pronunció dos conferencias en la Academia Matritense del Notariado y fue nombrado socio de honor de la Academia. De nuevo en España en 1947, recibió del Gobierno la Cruz de San Raimundo de Peñafort y fue nombrado notario de honor del Colegio Notarial de Valencia. En 1949 fue nombrado Decano honorario del Colegio Notarial de Madrid y en 1950 recibió la encomienda de Isabel la Católica.
En octubre de 1948 presidió en Buenos Aires el primer Congreso Internacional del Notariado Latino, de cuyo consejo permanente fue miembro hasta 1950, desde cuyo año hasta 1956 fue presidente de la UINL, organización de la que fue designado presidente honorario en agosto de este último año. Falleció en Buenos Aires el 29 diciembre de 1961. Publicista animoso, varias veces director de la revista del notariado argentino, es autor de muy numerosa y valiosa biografía, libros, ensayos y artículos.
Su credo de 1929
"Creo en la necesidad de establecer estudios especiales para el notariado que den por resultado profesionales intelectualmente capacitados para comprender, interpretar y aplicar el derecho en toda su verdadera y amplia acepción, no como autómatas de formulario, sino como elementos activos y conscientes de la importancia de su papel jurídico y social.
"Creo en la necesidad de exigir para el ejercicio del notariado la mayor suma de condiciones morales que garanticen el cumplimiento de su misión con el relativo desinterés que debe exigirse en todos cuantos tienen a su cargo el manejo y dirección de los intereses ajenos.
"Creo en la conveniencia de permitir el libre ejercicio profesional, sometiéndolo, empero, a normas que garanticen la seguridad de que deben estar revestidos los documentos públicos.
"Creo en la necesidad de organizar concursos u oposiciones severamente controlados, para resolver toda situación de preferencia que deba emanar del Estado y sus reparticiones, en la designación de escribanos, como el mejor medio de proveer la dignificación intelectual del notariado.
"Creo, finalmente, en la necesidad de crear organismos de control que posean al mismo tiempo la conciencia de su misión, la constancia de practicarla, la autoridad moral para imponerla y el carácter necesario para aplicar sus sanciones sin contemplaciones, sin debilidades y sin claudicaciones de ninguna especie".