ENSXXI Nº 16
NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2007
EL NOTARIO DEL SIGLO XXI INICIA UNA INVESTIGACIÓN NECESARIA PARA LA BUENA INFORMACIÓN DE LOS NOTARIOS
Situación alarmante del compromiso del Notariado español con las nuevas tecnologías de la información para el servicio a los consumidores
Madrid, de nuestra Redacción.-
El Notariado español hizo un gran esfuerzo inversor en ANCERT S.L. y lo hizo desde el convencimiento de que la actividad notarial tenía que ser puntera en la utilización de las nuevas tecnologías de la información que abren la sociedad del conocimiento. Se trataba, nada menos, de hacer real en el terreno de los hechos, ese Notariado del siglo XXI que debe seguir proporcionando a los ciudadanos la seguridad jurídica que legítimamente demandan, utilizando para ello todas las posibilidades funcionales abiertas por la ingeniería informática y por la universalización de Internet. Sin embargo, en los últimos años se ha producido un deterioro visible de la calidad, seguridad y diligencia de los servicios prestados por ANCERT, S.L., y no precisamente por reducción de sus costes.
Fiel a su filosofía editorial, EL NOTARIO DEL SIGLO XXI va a profundizar en lo que pueda haber sucedido. Abrimos una línea de investigación al respecto, porque así lo debemos a nuestros lectores, a los que mantendremos puntual y detalladamente informados sobre ANCERT, S.L., que debe ser, como se concibió en su día, mucho más que una costosa inversión en tecnología informativa. Debe ser un elemento central del trabajo del Notariado español para ofrecer a los consumidores la instantaneidad que las nuevas tecnologías permiten, pero con el riguroso mantenimiento de la seguridad que es motivo y eje de la actividad notarial al servicio de la sociedad del siglo XXI.
Lo cierto es que, al momento actual, el Notariado no se encuentra satisfecho del funcionamiento de un servicio como ANCERT S.L. en el que los notarios pusieron tanto esfuerzo económico y tanta ilusión. La situación de caos informático provocada en los despachos notariales por el Nuevo Índice Único es lamentable, como lo es la pérdida de imagen ante Comunidades Autónomas, Ayuntamientos y otras instituciones a las que el Notariado venía prestando con éxito la información durante años y años.
El Notariado, gracias a la decisión del Consejo General de formar, bajo la dirección de José Javier Escolano, decano de Albacete, y con un animoso equipo de notarios, entre ellos, Fernando Gomá, Adolfo Calatayud, José Alberto Marín, Javier Micó, Luis Muiño, etc., la Comisión de Control de Sistemas de Información, impulsó la creación en 2002 del Instituto Notarial de Tecnologías de la Información (INTI) , denominado ANCERT desde 2004, para ofrecer soporte técnico a todas las iniciativas del Notariado en materia informática. Y ANCERT se construyó pronto una sólida reputación fuera del Notariado, convirtiéndose, por su ambicioso plan estratégico de modernización, en referencia, ejemplo e incluso envidia de otros colectivos e instituciones.
¿Qué ha sucedido para este brusco desmoronamiento en la incompetencia y baja calidad de servicio y proyectos tecnológicos? Esto es lo que EL NOTARIO DEL SIGLO XXI se propone investigar a fondo y explicar a los lectores. No contra nada ni contra nadie, sino por el valor central que ANCERT debe recuperar en el planteamiento de una actividad notarial a la altura de las exigencias de la moderna sociedad del conocimiento, al servicio de las oficinas notariales y del enorme valor añadido de la escritura pública para los ciudadanos consumidores de nuestro tiempo.
Control “político” en vez de decisiones profesionales
Alguien conocedor del tema ha formulado a esta revista un diagnóstico terrible y es que, desde el año 2006, ANCERT trabaja para el Consejo General y no para las notarías, de modo que se tomaron decisiones a sabiendas de que no eran correctas desde el punto de vista técnico y empresarial. En los despachos notariales ha cundido la desesperanza por la falta de respuesta de ANCERT, y el convencimiento de que ya no está en condiciones de ofrecer respuestas ni soporte.
Lo sucedido con el Nuevo Índice Unico es un ejemplo dramático de la situación que atraviesa ANCERT. En enero de 2007 se cambió el contenido y el sistema de remisión y se definió de forma unilateral, sin contar para nada con Ayuntamientos, Catastro y Comunidades Autónomas. El resultado, lleno de fallos que afectan a la seguridad de los datos, fue tan desastroso que, durante más de medio año, todas esas instituciones dejaron de recibir información alguna. Lo mismo sucedió con el sistema de ANCERT para la remisión telemática de escrituras al registro, que implicaba nada menos que la compra e instalación, sin prueba piloto alguna, de 2.200 servidores Platón en las notarías, por importe superior a 13 millones de euros.
La gestión ha llegado a ser tan contraria a lo que es principio funcional lógico de cualquier proyecto tecnológico que, cuando el Colegio Notarial de Madrid decidió implementar un servicio voluntario de ayuda a sus colegiados en materia de elaboración de Índices, ANCERT, en vez de colaborar a ello, pone constantes, repetidas y distintas trabas, habiendo llegado incluso a imposibilitar la conectividad a través de RENO (la red privada notarial) entre el Colegio Notarial de Madrid, que paga por su uso unos 3 millones de euros anuales, y sus colegiados.
Todo esto resulta muy coherente con hechos como que el nuevo consejero delegado de ANCERT no es notario, ni informático, ni tiene experiencia empresarial, o que el nuevo director general sea licenciado en Biología. Con tan singular modelo de gestión ¿a quién puede sorprender el empeño del por mantener cuidadosamente opacas, como si fueran un secreto de estado, las cuentas de ANCERT? Por lo relatado y muchas otras actuaciones al menos sorprendentes que podrían relatarse y que relataremos, EL NOTARIO DEL SIGLO XXI va a profundizar al máximo en todo lo relacionado con ANCERT, su modelo de gestión, el servicio que presta, sus cuentas, en fin, todo lo que es legítimo que conozcan los que pagan ANCERT, es decir, los notarios.