ENSXXI Nº 16
NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2007
JOAN CARLES OLLÉ FAVARÓ
Notario de Barcelona
Debo reconocer que no me desagradó especialmente que, en Diciembre de 2004, el Decano de Catalunya fuese entronizado Presidente del Consejo General del Notariado. No hay ninguna regla de tres escrita por la que forzosamente haya de ser Presidente de los notarios españoles el Decano del Colegio de Madrid y no pueda serlo el de Pamplona o el de Valencia.Tal estado de ánimo nada tuvo que ver con la simpatía o amistad personal, pues profeso un sincero afecto al director de esta revista y,en cambio, siempre he estado en posiciones distintas y a menudo encontradas con José Marqueño, más allá de puntuales y leales colaboraciones institucionales.Pero muchos notarios del Colegio de Catalunya ( y de otros colegios) entonces tuvieron ese mismo sentimiento.
Tres años después,de aquel crédito inicial no queda nada.La fuertes divisiones internas vividas en los últimos años no tienen parangón en la moderna historia del notariado español.Todos sabemos de los enfrentamientos con las Juntas Directivas de Colegios de Madrid, Aragón o Pamplona, o la Junta extraordinaria celebrada en el Colegio de Catalunya a petición de cien colegiados.Nadie está en posesión de toda la verdad, pero es incuestionable que todos estos episodios patentizan una grave falta de liderazgo y de capacidad de diálogo del Consejo y su Presidente.La corporación notarial puede y deber ser gobernada desde la generosidad, el consenso, la moderación y la aceptación democrática de la disidencia. Por cierto, para conocer opiniones no oficialistas son muy recomendables las webs www.alternativanotarial.es y www.foronotarial.blog.com
Las relaciones externas son manifiestamente mejorables. El notariado en estos momentos corre un serio peligro de aislamiento social y político, de imprevisibles consecuencias, por razón de una estrategia fundamentalmente errónea de nuestra dirección. Aunque probablemente bienintencionada, nadie lo duda. Sin comerlo ni beberlo, los notarios estamos enfrentados (registradores aparte) con los abogados, los gestores y hasta con la banca. Debería ser motivo de honda preocupación la interposición de recurso por varios de estos colectivos contra el Reglamento Notarial, así como la presentación de numerosas enmiendas beligerantes contra el Notariado al proyecto de ley de Jurisdicción Voluntaria, finalmente retirado por el gobierno.
Lo peor,sin embargo,es la muy escasa capacidad de interlocución política de nuestra dirección. Si alguien piensa que con tener cierta proximidad a la Dirección General ya está todo resuelto, revela con ello una comprensión muy parcial e incompleta del funcionamiento de una democracia parlamentaria. Se trata,a lo sumo, de un segundo o tercer nivel de decisión. El futuro del notariado se ventilará los próximos años ,como no podía ser de otra forma, en el Consejo de Ministros y en las Cortes Españolas. Y los precedentes de estos últimos años no auguran nada bueno, pues nuestros representantes han demostrado tener malas relaciones con prácticamente todas las formaciones políticas del arco parlamentario. En algunos casos, incluso pésimas.
"La historia del notariado español probablemente recordará la actual Presidencia por el dudoso mérito de haber impulsado un Reglamento Notarial que supone un claro retroceso democrático respecto del anterior, aprobado precisamente en una época no democrática"
Para muestra, un botón. El PSOE nos ha obsequiado con el torpedo del artículo 143 RN y las muy injustas rebajas arancelarias de la ley de Reforma del Mercado Hipotecario, con un trato discriminatorio además respecto a los registradores. PP, ERC y CIU presentaron enmiendas muy hostiles al notariado en la tramitación de la Ley del Impulso a la Productividad y el proyecto de ley de jurisdicción voluntaria (ahora retirada), que solo con grandes dificultades se pudo evitar que prosperasen, gracias a la intervención personal de algunos compañeros. Tal es el resultado de una deficiente política de relaciones institucionales. Acabaremos pagando muy cara esa falta de capacidad para generar consensos y complicidades.
"Resulta injustificable la pasividad del Consejo y su Presidente ante la ley de Reforma del Mercado Hipotecario. La erosión sistemática y continuada del arancel acabará poniendo en cuestión el sostenimiento de la oficina notarial y provocando un deterioro del servicio público"
Resulta injustificable la pasividad del Consejo y su Presidente ante la ley de Reforma del Mercado Hipotecario, que tendrá efectos devastadores.Un grupo de notarios del Colegio de Catalunya nos vimos moralmente obligados a asumir la responsabilidad de preparar y gestionar políticamente unas enmiendas que, mejorando sustancialmente el texto, se logró que fuesen aprobadas por el Senado, aunque por desgracia decayeron en el Congreso (pero sí que prosperó una fundamental, que excluye las pólizas de la gratuidad del art.12-5 de la Ley de Consumidores y Usuarios). La erosión sistemática y continuada del arancel acabará poniendo en cuestión el sostenimiento de la oficina notarial y provocando, más pronto que tarde, un deterioro del servicio público y ,en última instancia, una quiebra del mismo principio constitucional de seguridad jurídica.
La historia del notariado español probablemente recordará la actual Presidencia por el dudoso mérito de haber impulsado un Reglamento Notarial que supone un claro retroceso democrático respecto del anterior, aprobado precisamente en una época no democrática. Mayor despropósito, imposible. La nueva organización corporativa es claramente involucionista, pues se han suprimido logros obtenidos tempranamente por nuestra corporación, como las listas abiertas o la limitación de mandatos, además de haber instaurado un sistema de aportaciones colegiales regresivo e injusto. Más allá de la clara tentación de perpetuarse en los cargos y de un sistema de compensaciones muy generoso lo peor, sin duda, es haber cercenado la secular autonomía de los colegios notariales en beneficio de un Consejo que carece de plena legitimidad democrática y de mecanismos de control.
Es imprescindible que surja en el interior del propio notariado un movimiento de carácter regenerador , que impulse y defienda la transparencia y la democracia interna en todos los órganos corporativos, empezando por el propio Consejo, en el que su Presidente y más de la mitad de sus miembros( siendo los Decanos miembros natos) habrían de ser de elección directa y universal. En esta línea, es digna del mayor elogio la coherencia democrática demostrada por los Decanos de Pamplona, Aragón y Madrid, renunciando a la prórroga de un año de mandato que les concedió el RD 45/2007, respetando así escrupulosamente el mandato para el que les eligieran los colegiados. Todavía no es demasiado tarde para que el resto de Decanos siga su ejemplo.
"El notariado en estos momentos corre un serio peligro de aislamiento social y político por razón de una estrategia errónea de nuestra dirección. Sin comerlo ni beberlo, los notarios estamos enfrentados (registradores aparte) con los abogados, los gestores y hasta con la banca"
La situación es procupante y grave.No hay peor ciego que el que no quiere ver. Jamás el notariado había sido tratado por los interlocutores sociales y políticos con semejante displicencia y dureza. El problema fundamental es la pérdida de la aceptación y consenso social alrededor de la figura del notario. El notariado español fracasará en los grandes retos que tiene que afrontar imperiosamente en los próximos tiempos (aranceles, registradores, jurisdicción voluntaria) si sigue empeñado en pelearse con todo el mundo desde un malentendido orgullo, abandonado a su vez a un entreguismo acrítico con el gobierno de la nación. Hará falta un nuevo gobierno notarial que sepa combinar equipos, ideas, experiencia, renovación y sobre todo, capacidad de interlocución política, firmeza y diplomacia.Ha llegado la hora de dejar atrás el viejo notariado.