ENSXXI Nº 21
SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2008
FERNANDO SÁNCHEZ-ARJONA BONILLA
Notario de León
La XIII Jornada Notarial Iberoamericana
Una vez celebrada la XIII Jornada Notarial Iberoamericana, en Asunción (Paraguay), los pasados días 26 al 28 de Junio, y publicadas sus Conclusiones en el número extraordinario de la Revista Jurídica del Notariado, quiero aprovechar estas líneas para destacar algunas cuestiones que me parecen interesantes, y de gran actualidad:
1º.- En el ámbito internacional, nadie pone en duda el control de legalidad que ejerce el Notario en el desempeño de su función pública.
2º.- El Notariado español goza de buena salud, del respeto científico y del afecto sincero de nuestros colegas iberoamericanos.
3º.- El Notariado de tipo latino, no sólo en España, sino también en Latinoamérica, se encuentra muy arraigado en la sociedad, y constituye un potente instrumento para el desarrollo de la riqueza y del progreso social, tal y como resulta de las Ponencias presentadas en las Jornadas, y sobre todo, tal y como lo avalan las Conclusiones elaboradas conjuntamente por los distintos Notariados Iberoamericanos.
Las anteriores afirmaciones pueden parecer cargadas de un irracional optimismo, muy poco acorde con la situación actual que vivimos, tanto en el ámbito económico general, como en el ámbito concreto de la seguridad jurídica preventiva en España, que, por desgracia, se caracteriza más bien por la lucha fraticida, la división interna, y la constante tensión y el desasosiego ante cualquier novedad legislativa. Sin embargo, después de preparar la Ponencia del Tema I (Herramientas que el Notariado puede proveer para la solución de la titulación masiva), acudir a las Jornadas en Asunción, convivir con la delegación española, y participar en el debate de los temas y aprobación de conclusiones con nuestros colegas iberoamericanos, me doy perfecta cuenta de que son ciertos los tres puntos que he señalado anteriormente, y que ahora voy a tratar de explicar por separado.
"A la vista de la crisis financiera que atravesamos destacan dos ideas. Por una parte, el valor económico de la seguridad jurídica que proporciona el título público de propiedad; Y por otra, el notario de tipo latino como figura idónea para la titulación de la propiedad"
En cuanto al primer punto, a la vista de la sentencia de la Sala 3ª del Tribunal Supremo, que anula algunos preceptos del Reglamento Notarial, y en concreto, aquellos que establecen el control de legalidad notarial, y sin pretender aquí hacer una crítica a la misma (cosa que ya se ha hecho en esta misma revista y en otras muchas publicaciones), simplemente quiero resaltar que el control de legalidad que realiza el notario en el desempeño de su función pública se reconoce explícitamente en las conclusiones del referido Tema I. Como señalé antes, estuve presente en la elaboración de dichas conclusiones, y les puedo asegurar que se debatía cada uno de los términos empleados en la redacción, debido sin duda a las peculiaridades propias de cada uno de los Notariados implicados. Por ejemplo, en cuanto a la consideración del notario como funcionario público, o en cuanto a su competencia como árbitro o mediador, o incluso en cuanto a la colegiación obligatoria del notario. Sin embargo, no se produjo la más mínima discusión en cuanto al control de legalidad que ejerce el notario en el desempeño de su función pública. Este aspecto, no sólo no se puso en duda, sino que se dio por comúnmente admitido. Todos: mejicanos, argentinos, uruguayos, etc..., entendían que el control de la legalidad es algo intrínseco al concepto mismo de notario. Esto significa que, no sólo en España, sino también en prácticamente toda Iberoamérica, existe una conciencia social, una común convicción jurídica, respecto del notario como un verdadero controlador de la legalidad en el desempeño de su ministerio, conforme establece para el caso español el Artículo 1 de la Ley Orgánica del Notariado.
"El Notariado español goza de buena salud, del respeto científico y del afecto sincero de nuestros colegas iberoamericanos"
En cuanto al punto segundo, la presencia española en las Jornadas Notariales Iberoamericanas, mediante su activa participación en todos los Temas debatidos, así como en el Foro sobre “colegiación obligatoria del Notario”, por una parte, supone continuar la senda que han marcado ilustres juristas españoles en anteriores Jornadas, y por otra parte, contribuye a la difusión de la ciencia jurídica española, permite compartir experiencias y conocimientos con los colegas americanos, y extraer positivas consecuencias del intercambio de información y de la cooperación recíproca. Como consecuencia de ello, resulta muy satisfactorio comprobar el respeto profesional y el afecto sincero que los notarios y escribanos americanos tienen por el Notariado español, y buena muestra de ello es el tratamiento dado en la Jornada a la delegación española, y especialmente a nuestro compañero Isidoro Lora-Tamayo Rodríguez, a quien, por su encomiable entrega durante muchos años en el Notariado Iberoamericano, el Presidente de la Unión Internacional del Notariado Latino, el escribano Eduardo Gallino, en la Inauguración de la Jornada, cariñosamente bautizó con el sobrenombre de Isidoro “el americano”, y a nuestro también compañero Rafael Gómez-Ferrer Sapiña, a quien se nombró Coordinador Internacional del Tema II (Competencia Notarial en asuntos no contenciosos). Además, me consta que las intervenciones de los otros ponentes españoles, los notarios José Nieto Sánchez, en el Tema II, y Jorge Sáez-Santurtún Prieto, en el Tema III (Intervención Notarial en la estructuración de las pequeñas y medianas empresas), fueron muy brillantes, y aplaudidas por los asistentes. En definitiva, creo sin temor a equivocarme, que puede hablarse, una vez más, de “misión cumplida” por parte del Notariado español.
Y, por último, en cuanto al punto tercero, a la vista de la crisis financiera que atravesamos, con la caída de gigantes entidades de crédito, bancos de inversión y compañías aseguradoras, y de la falta de confianza en el mercado hipotecario anglosajón, en la Ponencia sobre el Tema I destacan dos ideas que resultan de gran actualidad. Por una parte, el valor económico de la seguridad jurídica que proporciona el título público de propiedad; Y por otra, el notario de tipo latino como figura idónea para la titulación de la propiedad. El tema de la “Titulación Masiva”, del que casi nada se ha hablado en España, constituye en la actualidad una prioridad política y económica en Latinoamérica, consistente en la necesidad de dotar de títulos de propiedad a millones de personas pobres que, ya sea por causa de los flujos migratorios del campo a la ciudad, ya por causa de los desplazamientos originados por los conflictos armados, o simplemente por la consolidación de una situación tradicional o histórica, detentan como meros poseedores campos, tierras, cultivos o paupérrimas construcciones en las periferias de las ciudades, sin formalidad alguna que ampare su situación jurídica. El tema es de capital importancia y enlaza con el muy conocido acerca del valor económico de la seguridad jurídica que proporciona el título público, que permite el acceso de esas tierras o viviendas al crédito territorial, en definitiva movilizar esos activos que, a su vez, y con base en su potente configuración jurídica, se incorporan al mercado hipotecario multiplicando así su valor económico, con unos costes financieros muy inferiores a los que soportan aquellos que no pueden ofrecer garantías jurídicamente seguras. Presupuesto lo anterior, el Notario de tipo latino presenta la enorme ventaja de ser, al mismo tiempo, un profesional privado que ejerce una función pública. En su naturaleza existe una feliz combinación del elemento económico-privado y del elemento jurídico-público, aunando sus respectivas ventajas. Lo anterior, unido al hecho de que el Notariado se extiende por toda la geografía de cada Estado, arraigado e incardinado en la propia sociedad, hace que sea la figura idónea para protagonizar cualquier proceso de titulación de propiedad, como históricamente ha sucedido en España, y como se pretende llevar a cabo en Latinoamérica; Por cierto, con un gran éxito en Méjico, tal y como brillantemente expuso en su Ponencia el licenciado David Figueroa Márquez.