ENSXXI Nº 21
SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2008
ESTEBAN CUYAS HENCHE
Notario de Terrasa (Barcelona)
BALANCE DE UN CUATRIENIO
Dentro de poco más o menos de un mes se cumplirán veinticinco años, desde que tomé posesión de mi primera notaría en el Colegio Notarial de La Coruña, en que aparte de los ya famosos libros amarillos, rojos y azules con las conclusiones y ponencias de diversos congresos notariales de los años cincuenta, se nos hizo entrega de una carpeta que contenía, además del número de partes testamentarios un cuadernillo, conocido según nos dijeron, como "el libro azul", con el cual se nos aseguró no íbamos a tener ningún problema a la hora de minutar lo poco o mucho que autorizásemos.
Su lectura me arrojó más sombras que luces, por lo que, como todos los recién ingresados, acudíamos con nuestras dudas a otros compañeros, de mayor antigüedad y lógicamente con más conocimiento y sabiduría, ya fueran los propios preparadores o compañeros de localidades vecinas, que nos venían a resumir en cierto modo los entonces imperantes principios relativos a la dualidad Notario-Arancel:
a) Si el Arancel es complejo, es porque nuestra función también lo es.
b) La competencia entre Notarios se determina por una mayor dedicación o preparación, nunca por rebajas o abaratamientos de nuestros honorarios.
c) El Arancel fijo garantiza la imparcialidad del Notario.
d) El hecho de que algunas actuaciones notariales sean satisfechas de forma insuficiente se compensa por el exceso de retribución de otras.
e) El Arancel a la larga te compensará cuando accedas a destinos con documentación mejor retribuida.
"Se puede considerar incontestable el que, salvo contadas excepciones como las actas de notoriedad de declaraciones de herederos ab-intestato, la función notarial y por ende el tratamiento arancelario ha ido de más a menos"
Ha llovido bastante desde entonces y no es el momento de examinar todas las incidencias afectantes a la retribución acaecidas desde entonces, pero sí se puede considerar un hecho incontestable el que, salvo contadas excepciones como las actas de notoriedad de declaraciones de herederos ab-intestato, la función notarial y por ende el tratamiento arancelario ha ido de más a menos. Desde la exclusión de determinadas funciones hasta entonces notariales (contratación administrativa, protesto de letras de cambio), o sucesivas rebajas arancelarias (prestamos hipotecarios), o introducción de elementos de competencia desconocidos (rebajas del diez por ciento) e incluso el Arancel libre a partir de determinadas cuantías, por no citar la famosa Ley de Tasas.
Pero hoy, de aquellos principios, correctos o no, parece ser que, a la vista de los economicistas, los que deben imperar son los siguientes:
a) El Arancel fijo es injusto al no ser negociable.
b) El Arancel debe ser más simple, por cuanto sólo constituimos un "coste de intermediación".
c) La competencia es buena siempre y en todos los campos.
d) Las subvenciones arancelarias cruzadas no son sostenibles.
A mí, quizás es que soy antiguo, me gustaban más los primeros, pero. ¿Qué opinan los Notarios y más importante, nuestra cúpula?
De los primeros, no me cabe duda, que la gran mayoría apuesta decididamente por el Arancel fijo y digno que permita la subsistencia e imparcialidad de los Notarios, lejos de cualquier tipo de mercadeo, por responder a nuestra esencia. En tal sentido me remito a las conclusiones y opiniones vertidas en diversos Congresos Notariales, foros de Internet y más recientemente, en las Jornadas celebradas en Zaragoza.
¿Pero y nuestros dirigentes? Lógicamente si nos representan y han sido elegidos por nosotros, por ende deberían pensar igual y actuar en consecuencia. Pero los hechos parece que no lo corrobora.
Durante la tramitación parlamentaria de la Ley del Mercado Hipotecario, no fue a instancias de nuestra cúpula sino de varios compañeros, bien relacionados pero sin cargo institucional, como se convenció a los Grupos Parlamentario Popular y del de Convergencia i Unió en el Senado para que apoyaran la enmienda de considerar los honorarios a percibir en novaciones, subrogaciones y demás como "de cuantía", si bien con una importante rebaja (al igual que los honorarios registrales), y no como actos sometidos al número uno.
Lo difícil, en principio, introducir la enmienda, ya estaba conseguido, pero lamentablemente faltó el apoyo del grupo socialista en el Congreso para consolidar tal medida y el resultado es conocido de todos. Ingenuo de mí, pensaba que nuestros dos máximos dirigentes corporativos tenían inmejorables relaciones institucionales con el partido en el poder, dada su militancia, pero igual se debía reservar su influencia para temas de más calado, como debió ser el proponer incluir en el programa electoral socialista la reducción de honorarios registrales mercantiles.
"¿Pero y nuestros dirigentes? Lógicamente si nos representan y han sido elegidos por nosotros, por ende deberían pensar igual y actuar en consecuencia. Pero los hechos parece que no lo corrobora"
Únicamente me consta, como actuación del Presidente del Consejo que cuando dicho proyecto de Ley estaba en su fase de tramitación inicial, el 3 de noviembre de 2006, en el Diario El Mundo, preguntado por la rebaja de honorarios contestó, y cito literalmente ". Respecto a la rebaja de aranceles nuestra postura es muy clara: somos funcionarios públicos y cobramos lo que nos dice el Gobierno, NOS GUSTE O NO. El arancel notarial en materia de subrogaciones, novaciones y cancelaciones, que es a lo que se refieren las noticias de prensa, es una pequeña parte de los gastos que se originan como consecuencia de estas operaciones, que SI SE ABARATAN, MEJOR QUE MEJOR PARA EL CIUDADANO. Pero esto no es todo el gasto que se origina y, en la línea en la que va la reforma del Gobierno, creo que la solución, a parte de abaratar los costes, está en flexibilizar los productos hipotecarios para que se adecuen a las necesidades no sólo de la sociedad sino de cada uno en particular. La verdadera reforma con detenimiento es ésta, NO LA DE ABARATAMIENTO DE LOS COSTES, QUE AYUDARÁ, pero no es todo.." Obviamente las mayúsculas son mías.
Buena y contundente defensa.
En otro orden, el 31 de marzo de 2007 el diario Cinco Días publicaba la noticia "Los notarios reclaman a Solbes la subida de sus aranceles" basándose en que la mitad de los actos jurídicos que un notario realiza son deficitarios.
Ha pasado año y medio desde entonces, sin que tal petición o reclamación haya tenido ni buena ni mala acogida. Todo lo contrario.
Es posible que tengan nuestras mismas convicciones, pero han demostrado una pasividad inadmisible, no sabiendo transmitir a "Papá Estado", como les gusta decir, nuestras inquietudes, encontrándonos en estos momentos en una situación de incertidumbre total, agravada por las perniciosas influencias foráneas como las del polémico estudio de la Universidad de Bremen, o el mal ejemplo holandés, cuyo análisis dejo a quien tenga un conocimiento más completo, sino también, a la ya conocida y temida medida 22 anunciada por el Gobierno para entrar en vigor en enero de 2009.
José Marqueño no se presenta a la reelección, pero en el programa de la candidatura presumiblemente continuista de su línea, integrada en parte por alguno de los miembros de su junta directiva, no se toma en consideración el tema de la retribución notarial.
Sí lo hace, en cambio, el Vicepresidente del Consejo General y candidato al Decanato de Andalucía que sí propone plantear al Gobierno una política global sobre retribuciones notariales, manteniendo el sistema de aranceles, que permitan la prestación de un servicio eficiente, con eliminación de reducciones parciales y con una normativa clara. Y lo mismo otro influyente miembro del Consejo General, el actual decano de Bilbao, ahora candidato al mismo cargo del Colegio del País Vasco, defiende la necesidad de que se elabore un nuevo e integro arancel notarial, que permita la adecuada atención del servicio público y el mantenimiento de las oficinas notariales.
Después de lo poco o nada al respecto hecho en los últimos años, quiero equivocarme, pero me da la sensación que son sólo palabras. Por si acaso me decantaré por aquellos que defiendan con orgullo una digna retribución a la que tenemos legítimo derecho, y sin ningún tipo de actitudes vergonzantes, porque no hay nada de que avergonzarse.