IGNACIO GOMÁ LANZÓN
Notario de Madrid
FERNANDO GOMÁ LANZÓN
Notario de Cebreros (Ávila)

José Enrique Gomá Salcedo nace en Valencia, en 1930, y allí cursa sus estudios medios y superiores y termina la carrera de Derecho, en la que obtiene, por oposición, el Premio Extraordinario de Licenciatura. En 1954 aprueba las oposiciones a Notarías -es en ese momento el Notario más joven de España- y pasa a servir la de Tordehumos, un pequeño pueblo de la Tierra de Campos vallisoletana. La estancia en ese pueblo fue para él, como nos dijo en el acto de presentación de su obra "Instituciones de Derecho civil" en el Instituto de Empresa, una experiencia de las que marcan para siempre. Acostumbrado a vivir en una ciudad populosa e importante, su brusca inmersión en aquel medio primario y elemental fue para él como un encuentro con el núcleo primitivo e inmutable del hombre y de la convivencia humana, desde cuya perspectiva original y central han de contemplarse todos los sucesos de la vida social. En 1961 participa en las oposiciones entre Notarios y obtiene una plaza en Bilbao; allí también aprenderá mucho de la vida comercial e industrial, tan pujante en esa Villa rebosante de vida y energía. Pasa a Madrid en 1973, donde ejercerá durante más de veinte años, para después retirarse, primero a Logroño y después a Móstoles, donde se jubila.

"Nuestro padre tiene una agudeza y un sentido común extraordinarios y desde pequeños nos ha conducido por el camino del raciocinio para el enfoque de todos los problemas"

Aunque el centro de su actividad fue, sin duda, durante su período activo, el ejercicio de su profesión, tiene también otras facetas relevantes. Dejando aparte las publicaciones de menor entidad, en 1992 publica un "Derecho notarial" adaptado al Programa de oposiciones a Notarías, donde describe lo que a su juicio es un Notario, dedicado sobre todo a lo que Núñez Lagos llama la "auscultatio" y "specificatio". El Notario -se dice en ese libro- "indaga" la voluntad contractual en lo que la doctrina clásica, denomina "auscultatio", la "interpreta y la adecua al ordenamiento jurídico" ("specificatio" o especificación, término al que da carta de naturaleza la STS de 28 de octubre de 1944) y todo ello lo hace "sin mengua de su imparcialidad", sin ponerse al servicio de ninguno, sino buscando objetivamente la equivalencia de las prestaciones y la perfecta estructuración interna y externa del negocio".
Más tarde, en el cuatrienio 2004- 2007, irá publicando sucesivamente y por su orden los cuatro voluminosos tomos de sus "Instituciones de Derecho civil", fruto maduro de muchos años de estudio, observaciones y lecturas.
Hay una extensa reseña del libro y de su presentación en el número 18, marzo-abril, de esta misma revista, a la que nos remitimos. Solamente destacar que es la primera vez que un notario ofrece, en la madurez de sus conocimientos, una visión completa y global del Derecho Civil español.
Otros rasgos particulares son la constante dedicación a la preparación de opositores a Notarías: lleva más de 20 años haciéndolo, uno de sus hijos, Fernando, ha sido preparado por él desde el inicio, y aún en este año 2008 ha admitido nuevos alumnos para iniciar  este siempre difícil camino. Más allá del Derecho, destacan sus incansables lecturas sobre toda clase de temas: literatura, historia, filosofía, matemáticas y hasta el yoga, del que tiene un apreciable bagaje de conocimientos.
También es notable su temprana afición a la informática. Desde los primeros años ochenta empezó a interesarse por ese tema, en 1986 fue uno de los primeros compradores de un PC en Madrid, y poco después había creado él mismo en el sistema Dbase III un programa de gestión de Notarías que se aplicó en la suya con perfecta eficacia. Ahora ya, el ordenador es su secretario, su memoria y su único instrumento de trabajo. Prescinde casi por completo del papel.
Aún ahora sigue activo, leyendo de todo, manteniendo al día sus "Instituciones", y hasta se ha enfrascado últimamente en la confección de un Derecho mercantil adaptado también al programa. Entiende que es la mejor manera de conservarse y contrarrestar el peso de los años, aparte de que, como él mismo dice, no sabe hacer otra cosa.

"Otros rasgos particulares son la constante dedicación a la preparación de opositores a Notarías: lleva más de 20 años haciéndolo, uno de sus hijos, Fernando, ha sido preparado por él desde el inicio"

Pero, una vez expuestos estos datos biográficos, que constan en anales y boletines, quizá se espere de una semblanza preparada por sus hijos notarios, previa consulta de los hijos no-notarios, una visión que, a riesgo de caer en el conflicto de intereses,  acerque al lector a la persona.
Nuestro padre tiene una agudeza y un sentido común extraordinarios y desde pequeños nos ha conducido por el camino del raciocinio para el enfoque de todos los problemas, no específicamente jurídicos, mostrándonos siempre verdaderos los intereses en juego en toda clase de situaciones y la realidad oculta y profunda de las cosas. Nos gusta presumir de que en casa ha existido siempre un nivel de diálogo y reflexión sobre todo tipo de temas culturales y políticos, aunque en los últimos años, la mayoría notarial ha hecho derivar el orden del día hacia temas jurídicos y corporativos. Sus hijos notarios le hemos consultado intensamente, y lo seguimos haciendo, hasta su aburrimiento, en las múltiples cuestiones que, para sorpresa de muchos, surgen diariamente de la vida del fedatario. Su objetividad, a veces dolorosa, siempre desapasionada, se traducen en el mundo jurídico en rigor conceptual, poco amigo de la "broza jurídica", como decía el catedrático de "La casa de la Troya" y repite él de vez en cuando. Por ello su libro, breve y conciso, va a la raíz de las cuestiones, a lo que verdaderamente importa.
Estas características intelectivas se complementan con otras podríamos decir volitivas: un sentido del deber entre militar y kantiano, contra las propias inclinaciones y deseos; austeridad en lo material ("grande es el número de cosas que no necesito"), pero generoso si tú le necesitas; discreción en la vida social (casi en la vida asocial),  y desapego, quizá excesivo, de reconocimiento y honores, procedente de un individualismo casi romano que se muestra en parte en su obra jurídica, poco amiga de la mercantilización y del gregarismo.
A sus hijos nos hizo querer esta profesión, que ejerció con una mezcla de rigor en los principios y sentido común.