A nadie ha sorprendido la dimisión de Ojeda, afectado por el fracaso de su política corporativa y abrumado por la sentencia del Tribunal Superior de Madrid, que considera nulas las compensaciones institucionales que tanto él como el Vicepresidente Guerrero venían percibiendo y que alcanzan, entre ambos, el 15% del Presupuesto total del Consejo. Pero sí ha sorprendido, aunque los antecedentes históricos de esta saga lo hacían previsible, que el Vicepresidente del Consejo, Javier Guerrero, obligado a velar por la pureza del proceso democrático, se haya apresurado en convocar para tres días después, el acto del relevo con una prisa que sólo a él mismo beneficia.
La maniobra frustra el proceso en marcha de democratización del notariado, imposibilita de hecho la presentación de otras candidaturas y burla la aspiración de los notarios a elegir a su Presidente mediante sufragio directo, puesta de manifiesto en simposiums y congresos, demandada por las Asociaciones, reconocida como deseable por el Consejo General, ratificada por el 80% de los notarios en la encuesta de Inspire-Consultores y aceptada como preferible por la totalidad de los notario asistentes al acto celebrado el 5 de febrero pasado en el Colegio de Madrid del que de seguido damos noticia. No de otro modo puede interpretarse que de sólo un plazo de tres días para la nueva elección, abor- tando un proceso electoral normal, y evitando rivales incómodos, es decir en su propio beneficio, cuando en él concurren las mismas causas que han motivado la dimisión del Presidente, fracaso en la gestión y percepción de compensaciones ilegales. Tanta anomalía, sin embargo no debilita sino que refuerza y potencia el proceso de democratización del notariado en marcha.