ENSXXI Nº 44
JULIO - AGOSTO 2012
JAVIER OÑATE
Notario de San Sebastián (Guipúzcoa)
A finales del siglo XIX Friedrich Nietzche, creó el paradigma del superhombre, resultado de la liberación de todas las fuerzas y potencialidades del ser humano, una vez liberado de los yugos y atavismos derivados de creencias míticas. Muerto Dios, el mayor de los mitos, nada sería imposible para el hombre, llamado a escribir una historia nueva, libre de las ataduras que lastraban su progreso.
Cien años más tarde, apareció en las pantallas de cine de todo el mundo una notable película, Atrapado en el tiempo, en el que un meteorólogo atrapado en una tormenta de nieve se despierta cada día con la sorpresa, que va mudando en hastío y luego en psicosis total, de cada nuevo día es exactamente el mismo, el día de la marmota.
Cuando trato de reflexionar acerca de ANCERT inevitablemente me vienen a la cabeza estos dos hechos sin ninguna conexión objetiva entre sí. Constituida ANCERT como una sociedad mercantil nacida de las cenizas de la antigua FESTE1 pronto adquirió, motu proprio y por designio presidencial, la condición de redentora universal del Notariado español. Todos los males que nos asolaban iban a ser solucionados gracias a esta superestructura, cuya creación y crecimiento eran condición inexcusable para destruir los mitos que eran su causa y origen.
"ANCERT pronto adquirió, motu proprio y por designio presidencial, la condición de redentora universal del Notariado español"
Sin embargo, de forma recurrente cada día nos levantamos y nuestros problemas son siempre los mismos: Relaciones con el Gobierno, con Europa, con los registradores, con los consumidores. ANCERT lo va a arreglar todo, pero atrapados en el tiempo, los problemas siguen ahí, son siempre los mismos, de manera que nuestra querida superestructura se reinventa a sí misma una y otra vez, tratando de justificar sus enormes y nada transparentes presupuestos, con la promesa de que ahora sí, es la definitiva.
La estrella ahora es el pomposamente denominado o al menos conocido de forma oficiosa como "programa único de gestión". Al parecer, el programa utiliza las bases de datos generadas con el Índice Único Informatizado y las coordina con el catastro, de manera que introduciendo los datos en el ordenador, tales datos se combinan con unos modelos formularios prestablecidos y el ordenador genera automáticamente la escritura. Obviamente luego cada notario podrá adaptarla a su gusto e incluso, imagino, utilizar sus propios modelos. Es de suponer igualmente que luego el programa genere los documentos necesarios para remitir las copias telemáticas y los archivos necesarios a Registros de la Propiedad y Mercantiles, Haciendas, Ayuntamientos, Registros administrativos de Últimas Voluntades, Seguros de Vida, Catastros, Colegios Notariales a los efectos de la confección del Índice Único y así un larguísimo y dinámico etcétera, por cuanto cualquier modificación futura, sería inmediatamente implementada, facilitando de forma radical la tediosa labor burocrática de nuestros despachos.
A fin de aportar un granito de arena al Proyecto, me atrevería a sugerir el nombre de SUPERNOTARIO. Evocaríamos la figura del gran Nietzche y de paso recordaríamos a todos quién manda aquí, homenaje a la verdad que nunca viene mal y menos en estos tiempos. Al fin y al cabo esa es la verdadera función de ANCERT: Sustituir al notario viejo por un supernotario nuevo, un verdadero notario del siglo XXI, despojado de mitos y ropajes ajados e inservibles en los tiempos que corren. Todo ello perfectamente coordinado con una concepción más funcionarista del notario que es precisamente lo que se necesitan en estos tiempos de desregulación y descontrol en los mercados, según conclusión de quienes mandan.
"La estrella ahora es el pomposamente denominado o al menos conocido de forma oficiosa como 'programa único de gestión'"
Nada hay que objetar al hecho de que ANCERT decida competir en el mercado con los proveedores de programas informáticos actualmente existentes. La competencia genera calidad y eficiencia y por tanto, la existencia de programa tan novedoso y en apariencia, fabuloso, excitará a los competidores a adaptar y mejorar los suyos y de eso nos beneficiaremos tanto los que lo adopten como propio como los que no.
Sin embargo, densos nubarrones que nada tienen que ver con la Nube en la que se desarrollan los nuevos desarrollos tecnológicos afean tan idílico panorama. Para empezar, los adjetivos oficiosos Oficial o Único del programa de gestión esconden la verdadera vocación sustantiva del proyecto, que no es otra que su implantación forzosa de facto en todas las notarías, como paladinamente reconoció en carta remitida a todos los notarios el anterior Presidente del Consejo General de los Colegios Notariales de España.
ANCERT, SAU no es precisamente un prodigio de transparencia. Sus cuentas anuales han sido depositadas con retraso en el Registro Mercantil y su aprobación se ha efectuado en el Pleno del Consejo General de los Colegios Notariales, negando a los Decanos su examen detallado, utilizando en forma aviesa las incongruencias deliberadas del Título III del Reglamento Notarial e incluso ¡la Ley de Protección de Datos!. No existe, al menos en forma pública, una contabilidad analítica en la que se explique cómo se ha financiado el proyecto, a qué coste y si se han utilizado para ello los recursos recurrentes constituidos por las cuotas obligatorias que los notarios pagamos de forma religiosa y que fija ANCERT de forma unilateral y discrecional.
Por otra parte, tampoco me consta que el Pleno del Consejo haya tenido acceso al Plan de Negocio ni los recursos con que cuenta para su implantación y mantenimiento. Los fracasos de intentos precedentes, los precedentes de los servidores PLATON o la farragosidad extrema de las actuales herramientas en las que ha quedado el maltrecho proyecto SIGNO invitan al pesimismo. Al final de tanta opacidad, lo que resplandece con calidad meridiana es la identificación de los paganos: Los notarios convertidos en deudores solidarios sin derechos de excusión, división, orden ni repetición contra el deudor principal.
Por otra parte, en ANCERT, SAU concurren de forma simultánea las condiciones de regulador y operador del mercado. En efecto, al ser ANCERT la encargada de establecer los estándares técnicos de los ficheros y archivos de sus propias bases de datos, de nuevo de facto, ante la pasividad del Ministerio de Justicia y la DGRN que por motivos inconfesables prefiere "no meneallo", goza de una posición dominante en el mercado de servicios informáticos para notarios. Y la ha utilizado de forma torticera, en beneficio propio (entiéndase por propio lo que proceda) y perjuicio de los demás operadores -y clientes- como por ejemplo al sustituir con nocturnidad, alevosía y abuso de superioridad el sistema de índices, del que "se informó a las casas de informática con la suficiente antelación": Se les reunió en Madrid un 28 de diciembre, día de los Inocentes y entró en vigor el 1 de enero. O los innumerables y posteriores cambios en el sistema de Índices que se avisan con una antelación mínima obligando a "las casas de informática" a verdaderos esfuerzos sobrehumanos para tratar de seguir prestando sus servicios con la calidad y rapidez exigibles.
Siendo ANCERT propietaria de un programa propio, nada hace pensar que permita a sus competidores acceder a tiempo real a sus definiciones de estándares, acomodados a sus propios desarrollos de programación, perfectamente coordinados con los cambios tecnológicos fijados a su propia conveniencia.
"Los notarios quedaríamos sujetos a un superior jerárquico ?de facto- que actuaría como una suerte de Gran Hermano notarial a cuyo escrutinio nada escaparía"
En definitiva, iremos a un AENOR, DIN o VERITAS notarial pero el ansiado sello no lo dará una entidad independiente. En esto, ANCERT se parecerá mucho más a Apple que a Google, con la diferencia de que por mucho que estas empresas quieran imponer sus estándares, operan en un mercado abierto, de dimensión global y donde la cautividad de los clientes es un concepto muy relativo.
¿Y que harán las "casas de informática" ante el nuevo orden? Lo previsible. Algunas de ellas lo asumirán resignada o entusiásticamente y se pondrán a las órdenes del nuevo amo, incluso ofreciendo sus servicios. Otras, languidecerán como auténticos muertos vivientes o directamente, bajarán la persiana. Pero habrá algunas que plantearán batalla en el campo del derecho de la competencia y las consecuencias en términos de imagen, reputación pública y económicas serían inimaginables.
Con todo, lo peor del nuevo orden no es que haya menos competidores en el mercado o que al final quede sólo uno, siendo esto grave. Lo peor es que los notarios quedaríamos sujetos a un superior jerárquico -de facto- que actuaría como una suerte de Gran Hermano notarial a cuyo escrutinio nada escaparía: confección de minutas, formularios, facturación, envíos telemáticos, etc. Quizás sea un romántico pasado de moda, pero a mí me gustan los mitos que hicieron grande al Notariado: Secreto profesional y del protocolo, asesoramiento personalizado, autoría personal del documento, actuación y responsabilidad individual, etc.. Todo ello perfectamente compatible con la coordinación necesaria para hacer factible nuestro inimitado, por desconocido ?en gran parte por culpa nuestra- modelo organizativo que ha superado regímenes, revoluciones políticas, económicas y tecnológicas y hasta guerras civiles y mundiales. Y por supuesto, con mi pasión por las nuevas tecnologías y los retos tecnológicos, sociales y jurídicos que plantean.
Mientras tanto, con o sin programa único, los notarios seguimos sin saber si las copias remotas de nuestro protocolo electrónico oficioso, exigidas por la legislación de protección de datos están permitidas o prohibidas por la obligatoriedad reglamentaria de que el notario tenga el protocolo en su poder. Nadie parece haberse parado a pensar en un sistema que permita firmar electrónicamente de forma ágil pero personalísima los documentos informáticos con los que generamos las matrices físicas y las copias, tanto físicas como electrónicas -protocolo electrónico-. Sólo recientemente y a unos precios altísimos en relación con los vigentes en el mercado se ofrece la posibilidad de alojar en los servidores de Ancert documentos electrónicos para prestar servicios de almacenamiento de alta calidad. Y así, un larguísimo etcétera. Claro que bastará con que Ancert ofrezca el servicio y que alguna normativa lo haga obligatorio para que una vez más, tengamos que pasar todos por el aro.
Como el día de la marmota.
1 Fundación liquidada pero de la que de forma tan poco sorprendente por lo chapucero aún aparecen noticias en el SIC o en la página web corporativa del Notariado, como entidad dispensadora de certificados de firma electrónica avanzada.
Abstract As some services have to be rendered, de iure or de facto, by the firm ANCERT SAU supplying computing services to the General Council of Notaries Public, the company is market leader in the field of computing for notaries. The firm is soon launching for sale a program regarding management of notary´s offices. This can have serious consequences for competition law and, worse, for the future existence of the current model of Notary, that seems to be drawing a perpetual loop (Groundhog Day) so that we walk, over and over again, into the same problems without hitting on the right solutions. |