La mediación, entendida como un procedimiento general y especialmente satisfactorio de resolución de conflictos sobre una amplísima gama de materias, ha llegado a España y está aquí para quedarse. Si es cierto que hasta ahora casi sólo se la ha conocido dentro del reducido ámbito de los conflictos matrimoniales intrajudiciales, en los años futuros vamos a ver como se despliega en todo el ancho campo de las controversias civiles y mercantiles. Es verdad que, en este ámbito, llega con retraso respecto al resto de los países desarrollados de nuestro entorno. Y sin duda, y si nos atenemos a la experiencia de éstos, su utilización va a chocar al principio con un desconocimiento general de la institución, y sus enormes utilidades y ventajas. Pero, a medida que se vaya conociendo, no nos cabe duda de que tales ventajas van a propiciar su uso en progresión geométrica.
Los buenos juristas, abogados y, por supuesto, los notarios, deben estar a la vanguardia de ese conocimiento y divulgación de este procedimiento, para ser capaces de dar una asesoría más completa y valiosa.
En este número, incluimos dos artículos de expertos en la materia. PascuaL Ortuño, un auténtico adelantado en el conocimiento y extensión de la mediación en nuestro país, nos explica cómo la mediación supone un alivio para el sistema judicial que es urgente, y una forma mucho más satisfactoria de resolver los conflictos.
Fernando Rodríguez Prieto nos habla de la utilización de la mediación y otras ADRs, como el arbitraje, en los testamentos, para afrontar mejor el conflicto sucesorio. Y no duda de que en poco tiempo estas cláusulas testamentarias van a ser moneda corriente.