DERECHO Y LITERATURA

El Derecho ha tenido una presencia constante en la Literatura. Por sólo citar a Shakespeare o a Cervantes, baste recordar el escalofriante “pacta sunt servanda” que reclama Shilock, el mercader de Venecia, o los asombrosos juicios de Sancho Panza en la isla de Barataria. También, al contrario, una buena literatura en el Derecho ha servido siempre para evitar y resolver conflictos, pues, en definitiva, el lenguaje es el instrumento de los juristas. Por eso, el artículo 148 del Reglamento Notarial alecciona a los notarios para que, al redactar las escrituras, empleen un “estilo claro, puro y preciso”, recomendación útil, así mismo, para los abogados en sus demandas o los jueces en sus sentencias, igual –sobre todo- que para el legislador en la elaboración de las normas que inundan el boletín oficial del Estado. Nuestra revista pretende asomarse, de modo intermitente, a esa interrelación entre Derecho y Literatura, y lo hace ahora mediante la colaboración literaria de Javier Prieto sobre un tema clave, como es la verdad en el proceso, cuya publicación esperamos estimule la creatividad literaria de nuestros lectores, a quienes animamos a que, en el futuro, nos remitan en esta matera de la relación del Derecho con la Literatura, o de la Literatura con el Derecho, sus propias aportaciones.