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ENSXXI Nº 53
ENERO - FEBRERO 2014

LOS LIBROS por JOSÉ ARISTÓNICO GARCÍA SÁNCHEZ

Una historia mítica y legendaria
Juaristi disecciona de la crónica histórica del país vasco los mitos añadidos por el nacionalismo

No hace mucho, en el número 46 correspondiente al último diciembre esta revista se hacia eco elogioso de la Historia Mínima de España debida a la pluma de Juan Pablo Fusi, que inauguraba la colección de historias de bolsillo proyectada por Editorial Turner en colaboración con Colegio de México. Ahora, hace un par de meses ha aparecido la Historia Mínima del País Vasco (Editorial Turner, Madrid, nov. 2013). Su autor, viejo conocido en los ambientes culturales como novelista, poeta y ensayista de prestigio, es el bilbaíno Jon Juaristi Linacero, catedrático de Literatura Española, exdirector del Instituto Cervantes que también simultanea la cátedra Rey Juan Carlos de la Universidad de Nueva York con la de Pensamiento Contemporáneo en la Universidad de Valencia. Ha ganado el Premio Nacional de Ensayo y el premio Comillas de historia. Saltó a la fama en 1997 con un ensayo que marcó un hito en la historiografía de su patria vasca, El bucle melancólico, en el que daba una visión crítica del los mitos en que se desenvolvía la iconografía de un pueblo que aspiraba a convertir en realidad historias legendarias de su pasado. Antes, en 1987, había publicado El linaje de “Aitor. La invención de la tradición vasca” y poco después, en 1993, “Vestigios de Babel. Para una arqueología de los nacionalismos españoles”, ambas en la misma dirección detractora y pesimista de la mitología vasca rampante. Aun prolongó su fijación con “El Bosque originario” (2000),”La tribu atribulada” (2002) y “El reino del ocaso” (2004).

"La historia del País Vasco es una historia sin grandes dimensiones, muy doméstica, centrada en un pequeño territorio históricamente privilegiado que precisamente por eso necesitó justificar los privilegios apelando a mitos y leyendas"

Ahora, en la historia mínima que acaba de aparecer, recopila y profundiza en sus argumentos para desmitificar la historia, pródiga en falsificaciones según dice, de un pueblo que no las necesita para hacer gala de dignidad. La historia del País Vasco, configurado por las constantes de la institución del mayorazgo, es la historia de un bombeo continuo de segundones y tercerones hacia el exterior donde realmente destacaban. Es una historia, dice, sin grandes dimensiones, muy doméstica, centrada en un pequeño territorio históricamente privilegiado que precisamente por eso necesitó justificar los privilegios apelando a mitos y leyendas que desvirtuaron la historia con falsificadores lisas y llanas desde el siglo XVII hasta la actualidad.

"Se sirve en ocasiones solo de argumentos históricos o científicos. Por ejemplo para desmontar el mito divulgado a fines del XIX de la autoctonía de la etnia vasca. O el de la resistencia exitosa a la romanización que garantizaba la independencia ancestral de los vascos y la pureza de su raza y cultura"

Empezando por el nombre del pueblo: Vasco procede de gascón y el sentido englobador de los habitantes de uno y otro lado del Pirineo se lo dieron por primera vez los románticos alemanes de finales del siglo XVIII. Y continuando por el del territorio: País Vasco, traducción del francés Pays Basque, comenzó a utilizarse solo a fines del siglo XIX y a difundirse por los autores del 98, sobre todo Baroja; Euzkadi es un neologismo creado por Sabino Arana a partir de la palabra euskera, única palabra autóctona y original, nacida para identificar la lengua vasca, y que se ha aplicado alternativamente solo a Vizcaya, a todo el territorio hispano-francés incluida Navarra, o solo a las tres provincias vascas, discurso que Juaristi integra en un detallado análisis semántico de toda la fraseología euskaldun del que se deduce una acusada modernidad general --salvo en lo que respecta a la lengua euskera-- que deja al descubierto manipulaciones interesadas.
Continua Juaristi su proyecto de desmenuzar la historia vasca depurándola de leyendas adulteradas. Y se sirve en ocasiones solo de argumentos históricos o científicos. Por ejemplo para desmontar el mito divulgado a fines del XIX de la autoctonía de la etnia vasca. O el de la resistencia exitosa a la romanización que garantizaba la independencia ancestral de los vascos y la pureza de su raza y cultura ---lo que hoy parece descartado aunque hay que reconocer que los habitantes del saltus (la montaña), los cántabros, recibieron la romanización con menos intensidad que los habitantes del ager, lo que ocurrió en toda la península. Pero para desmontar otros añade a sus argumentos ciertas gotas de sorna e ironía. Tal ocurre con el mito añadido del cristianismo precristiano de los vascos que según la leyenda conocieron la revelación antes de que ésta se produjera y adoraron la cruz antes de la crucifixión en la esvástica lobulada (el lauburu). O con el de que Sancho el Mayor de Navarra fue el creador del primer estado de todos los pueblos de Vasconia, incluidos los aquitanos. O con la insistencia nacionalista en negar la enemistad ancestral desde el siglo XIV entre guipuzcoanos y navarros, en reafirmar el repetido embuste de la entrega voluntaria de Guipúzcoa a Navarra a la muerte de Alfonso VIII, o en olvidar la participación de guipuzcoanos y alaveses en la conquista de Navarra en el siglo XVI.

"Es un estudio muy minucioso. La posición del pueblo vasco en la guerra de la Independencia, el origen del antagonismo entre la villa y el campo vizcaínos que marcaría todo el siglo XIX, las guerras carlistas y el nacimiento del nacionalismo como respuesta al vacío político en que quedó el integrismo tras su ruptura con la dinastía carlista... Todos los avatares de la historia del pueblo vasco son analizados meticulosa y razonadamente por Juaristi"

No se para en barras Juaristi en su intento de desmitificar una historia idealizada que se ha transmitido como crónica rigurosa. La teoría de los fueros como reconocimiento de una constitución histórica anterior a la propia institución monárquica, soslayando que el Fuero (viejo) de Vizcaya era de hidalgos y no se aplicaba a los labradores. El mito de la limpieza de sangre o de la hidalguía universal que en realidad respondía a la estrategia de conseguir una situación privilegiada de los cristianos viejos a expensas de los conversos. O el mito del carlismo como movimiento nacionalista o criptonacionalista que luchaba por la independencia de la región y no por los derechos de Don Carlos al trono de España.
Es un estudio muy minucioso. La posición del pueblo vasco en la guerra de la Independencia, el origen del antagonismo entre la villa y el campo vizcaínos que marcaría todo el siglo XIX, la guerrillas de 1808, las guerras carlistas y el nacimiento del nacionalismo como respuesta al vacío político en que quedó el integrismo tras su ruptura con la dinastía carlista... Todos los avatares de la historia del pueblo vasco son analizados meticulosa y razonadamente por Juaristi.

"No es una historia Mínima, es una historia mayor resumida, que a veces para comprimir obliga al autor a servirse de un lenguaje conceptista y al lector a pausas de reflexión para desentrañar la yuxtaposición desnuda y a veces inesperada de personajes, hechos, teorías e ideas que merecerían mayor desarrollo ilativo para evitarle excursos innecesarios"

No es una historia Mínima, es una historia mayor resumida, que a veces para comprimir obliga al autor a servirse de un lenguaje conceptista y al lector a pausas de reflexión para desentrañar la yuxtaposición desnuda y a veces inesperada de personajes, hechos, teorías e ideas que merecerían mayor desarrollo ilativo para evitarle excursos innecesarios. La verdad es que la cantidad y calidad del material investigado, daría para escribir una historia magna del País Vasco. Pero esto no debe desanimar al lector. Tampoco la inevitable aridez de los iniciales capítulos descriptivos. Enseguida la historia, que empieza en el paleolítico y la romanización y llega hasta el nacimiento del PNV, la irrupción de ETA y su significado en el siglo XXI, adquiere amenidad y dinamismo y le arrastrará sin excesivos esfuerzos añadidos. El rigor de los análisis y los razonamientos de Juaristi desmoronando tópicos, convencionalismos y manipulaciones sorprenderán al lector. La maestría de su lenguaje y su sintaxis, le deleitarán.

El arte español tras la modernidad
Valeriano Bozal analiza en dos tomos manejables las obras y tendencias de pintores y escultores desde el año 1898 hasta 2010

Muchas son las biografías y estudios parciales, y casi excesivas las monografías de artistas, estilos, escuelas y tendencias del arte contemporáneo. Pero no son tantos, por lo lábil y comprometido de la empresa, los intentos de plasmar en un tratado manejable la historia del arte español de nuestros días. La dificultad de acertar en el enfoque global y de encontrar las claves evolutivas de la estética en el devenir de la historia suele retraer tanto a estetas como a historiadores. No es el caso de Valeriano Bozal, catedrático de Arte Contemporáneo en la Universidad Complutense y antes en la Autónoma de Madrid, que después de haber aceptado y ejecutado brillantemente el arriesgado encargo de completar no hace poco años los Tomos XXXVI y XXXVII de la SUMMA ARTIS (Espasa-Calpe, Madrid, 1993) dedicados al arte figurativo español de 1900 a 1990, ha abordado ahora la no menos ardua empresa de recrear, matizar, actualizar y completar sus reflexiones en una obra titulada Historia de la pintura y la escultura del siglo XX en España (Antonio Machado Libros, Balsa de la Medusa, Madrid 2013) y editada en dos pequeños volúmenes manejables, uno dedicado a los años 1900 – 1939 y otro al periodo que va desde el fin de la guerra civil hasta el año 2010, es decir hasta nuestros días.

"Valeriano Bozal ha abordado ahora la no menos ardua empresa de recrear, matizar, actualizar y completar sus reflexiones en una obra titulada Historia de la pintura y la escultura del siglo XX en España editada en dos pequeños volúmenes manejables, uno dedicado a los años 1900 – 1939 y otro al periodo que va desde el fin de la guerra civil hasta el año 2010"

El hito real de partida de su estudio es el año 98, el año de la gran depresión psíquica de España, la llamada España negra, aunque ya advierte el autor que no en todas las regiones de la península la nueva era artística empieza en la misma fecha y avanza con la misma marcha. El hecho de que este periodo se identifique como el  de la modernidad y ésta como el de la apertura al exterior, inducen al autor a iniciar su examen en la Cataluña modernista, justo en los círculos formados en torno a la revista L’avanç y la taberna Els quatre cats. Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Anglada Camarasa, el Picasso azul, Joaquín Mir o Isidro Nonell etc. todos rumiando las frescas auras de Paris que dieron entrada al noucentisme. Alternando, eso sí, con la España negra paralela que también generaba obras excelentes enraizadas en la intrahistoria vernácula: Solana, Regoyos, Zuloaga y Sorolla... Unos y otros, todos, obsesionados con la búsqueda de la modernidad que sin embargo de forma clara y rotunda solo alcanzarán fuera de España y no todos ni siempre.

"Iniciar su examen en la Cataluña modernista, justo en los círculos formados en torno a la revista L’avanç y la taberna Els quatre cats, todos rumiando las frescas auras de Paris que dieron entrada al noucentisme. Alternando, eso sí, con la España negra paralela que también generaba obras excelentes enraizadas en la intrahistoria vernácula: Solana, Regoyos, Zuloaga y Sorolla..."

Con este esquema empieza Bozal el recorrido pocas veces lineal de las tendencias y escuelas que surgieron en los diferentes lugares de la península, con especial dedicación lógicamente a quienes adquirieron una modernidad cosmopolita indiscutida, Picasso, Miró y el escultor Julio González. Analiza a los integrantes de la llamada Escuela española de París. Y sigue indagando en los demás creadores artísticos de anteguerra, más renovadores que vanguardistas a juicio de Bozal, para quien la ruptura vanguardista no tuvo en España la intensidad suficiente como para marcar tendencia en el panorama internacional, ni siquiera el surrealismo daliniano, no obstante el notable talento de varios epígonos que el autor valora y enjuicia con su inteligente y sutil bisturí: Juan Gris, Solana, Alberto Sánchez, Sorolla, Mallo...

"Bozal repasa las obras de los artistas españoles en el exilio, pero también en el exilio interior, todos también a la búsqueda de la modernidad, también de la normalidad aunque para Bozal una y otra en esta época tenían un mismo y unívoco significado"

En el tomo II llega hasta nuestros días. Bozal repasa las obras de los artistas españoles en el exilio, pero también en el exilio interior, todos también a la búsqueda de la modernidad, también de la normalidad aunque para Bozal una y otra en esta época tenían un mismo y unívoco significado. Son los artistas de la crítica, de la protesta, a veces en forma de ironía y a veces con intención regeneracionista. Fueron las décadas de los grandes museos en Madrid, en Barcelona, en Valencia, en muchas más ciudades, y también de los grandes maestros. Con la paradoja de que el realismo crítico e irónico, el arte enfocado como repuesta o resistencia política produjo algunas de las obras más importantes del siglo, una verdadera edad de oro a juicio de Bozal que no hubo en épocas anteriores: Chillida, Tápies, Oteiza, Palazuelo, Rafols, Millares, Pijuan, Saura, Arroyo, Equipo Crónica… por no citar sino los que él enumera en el Prólogo.
El análisis alcanza a los artistas de las nuevas generaciones, incluso a los nacidos en el último tercio del siglo pasado, portadores de un lenguaje propio, un lenguaje desconocido que abre perspectivas inéditas son objeto del agudo examen crítico, a veces severo, del profesor Bozal. Su obra nos brinda una oportunidad única de descubrir, con la apoyatura de más de trescientas ilustraciones en color intercaladas en el texto, la perspectiva general del arte español contemporáneo. También de consultar las referencias que un profesor documentado y experto consigna a cada autor y a cada obra.

"Con la paradoja de que el realismo crítico e irónico, el arte enfocado como repuesta o resistencia política produjo algunas de las obras más importantes del siglo"

Bozal, ya se ha dicho, llega hasta el día de la fecha. Los nuevos géneros, formas y lenguajes de los artistas actuales tanto si operan alrededor del arte figurativo, aun utilizando recursos tan ajenos a la figuración que la desnaturalicen, como del conceptualismo. No se arredra ante un arte tan novedoso y futurista que hace imposible una perspectiva suficiente para encuadrarlo. Al autor le basta su erudición y buen tino para descubrirnos con trazos certeros la calidad y proyección de las nuevas generaciones de pintores y escultores españoles, también de los emergentes.
Una obra que contiene una estimable crítica científica e historiográfica de la extraordinaria pléyade de artistas plásticos españoles del siglo pasado, y una historia divulgativa del nacimiento, evolución y desarrollo –en ocasiones también degenerativo-- de los poliédricas tendencias del arte contemporáneo.

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