ENSXXI Nº 58
NOVIEMBRE - DICIEMBRE 2014
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- Categoría: Revista 58 , Editorial
En el último número de esta revista no tuvimos oportunidad de recoger el importante cambio político que ha supuesto la sustitución de Alberto Ruiz-Gallardón por Rafael Catalá al frente del Ministerio de Justicia, pero eso nos permite hacer una valoración más amplia que incluya también el cambio en la Dirección General de los Registros y del Notariado, clave en el sector al que pertenece esta revista.
Sin duda, el mandato de Ruiz-Gallardón ha estado jalonado con algunos hitos positivos, como la creación del Estatuto de la Víctima, y otros que podrían calificarse de controvertidos: la ley de Tasas, que soliviantó a buena parte del estamento jurídico; la fallida reforma del CGPJ, que no condujo a la prometida mayor independencia; la reforma de la LOPJ y las modificaciones de calado que pretende introducir en la estructura de la judicatura, o la fallida modificación de la ley del aborto, que, según se dice, es la que ha precipitado su caída. Tampoco debe olvidarse algunas propuestas como la prisión permanente revisable o la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, para modificar la figura del imputado o limitar el secreto sumarial.
En definitiva, un mandato lleno de novedades e intentos de reforma, no todos afortunados, muy en la línea de la tipología de su figura política. Es de esperar y desear que el ministro Catalá, que enfoca la segunda parte de la legislatura consolide las cosas positivas que el mandato de su predecesor haya podido sembrar y deseche y corrija aquellas menos afortunadas.
"Es de esperar y desear que el ministro Catalá, que enfoca la segunda parte de la legislatura consolide las cosas positivas que el mandato de su predecesor haya podido sembrar y deseche y corrija aquellas menos afortunadas"
Una de ellas de estas últimas lo es, sin duda, la reforma del Registro civil e indirecta, pero indisolublemente unida, la registralización del Derecho privado. Tales cuestiones han sido extensamente tratadas en la revista, pero conviene reiterarlas hoy. En primer lugar, cabe recordar que la invasión de la Dirección General de los Registros y del Notariado por un sector registral especialmente radical y el inusitado cambio de criterio en sus resoluciones, condujo a su desprestigio. Pero es que poco después aparece el proyecto de ley de reforma integral de los registros que contenía un cambio solapado de nuestro sistema jurídico al consagrar indirectamente el principio de que lo que no está inscrito no está en el mundo, con el consiguiente reforzamiento de aquellos que “asignaban” los derechos.
Quizá demasiado ambicioso –hasta para los propios registradores- pero ello no desalentó a sus precursores que simplemente cambiaron una táctica integral por otra sectorial de proyectos de ley que decían lo mismo pero de forma menos evidente. Y entre ellas estaba la absorción del Registro Civil que, aunque en principio más neutral, no dejaba de presentar las mismas sospechas de corporativismo y, además, otras derivadas de la adjudicación de los contratos relativos a la informatización del registro civil, lo que generó igualmente enorme controversia en el cuerpo de registradores por el coste que ello podría suponer ante la pretendida gratuidad y que quizá también haya contribuido al cambio de rumbo político, al menos en la DGRN.
Sin duda, que el presidente del gobierno sea registrador de la propiedad no debe ser obstáculo para reformas útiles y necesarias. Pero debe entonces mantenerse una exquisita neutralidad para evitar sospechas de captura del regulador. Sin duda, el cambio de ministro y el nombramiento de Javier Gómez Gálligo como Director General, aun siendo también registrador, pueden ser interpretados en este benéfico sentido y todos deseamos que así sea y que contribuya al fructífero entendimiento entre los administrados a su cargo. Y, particularmente, en materia de registro civil, deseamos que el cambio no suponga simplemente el triunfo de unas posiciones registrales frente a otras para que al final sea el ciudadano el que no sólo deba soportar el cambio de titularidad del registro civil, sino además pagarlo.
Tiene, desde luego, una dura tarea por delante.