ENSXXI Nº 9
SEPTIEMBRE - OCTUBRE 2006
UN EXCELENTE CENTRO DE DOCUMENTACIÓN AL SERVICIO DE LA COMUNIDAD JURÍDICA
| Uno de los orgullos legítimos del Colegio Notarial de Madrid es su Biblioteca, con casi siglo y medio de antigüedad y una bien conseguida reputación nacional e internacional, en los ambientes jurídicos y académicos, de ser una de las mejores de Europa en Derecho privado. Los espléndidos fondos de la Biblioteca requirieron, por su volumen, la compra en 1999 de un edificio propio, donde, cuidadosamente catalogados y conservados, hay más de 50.000 monografías y unas 400 publicaciones periódicas, la mitad de ellas extranjeras. La Biblioteca, de libre uso para los notarios de Madrid, pero que siempre ha sido utilizada por todos los notarios de España así como por otros estudiosos e investigadores del Derecho, es ya, por el tratamiento de sus fondos, un auténtico centro de documentación jurídica, con alto grado de uso tanto por razones profesionales, como académicas y de investigación. Un lujo añadido de la Biblioteca es su fondo de libros antiguos, con 2.000 obras anteriores al siglo XVIII y varios muy valiosos incunables. |
Redacción, Madrid.
La Biblioteca del Colegio Notarial de Madrid existe prácticamente desde 1862 y ha llegado a convertirse, por sus fondos y por los servicios que presta, en uno de los orgullos de la entidad corporativa, no sólo una biblioteca, sino además un auténtico centro de documentación. Es ciertamente una Biblioteca de los notarios de Madrid, pero es también un gran esfuerzo que el Colegio Notarial de Madrid aporta a la comunidad jurídica, lo que se acredita por su intensa utilización por notarios de toda España, así como por magistrados, profesores de Universidad e investigadores, tanto españoles como extranjeros. Urbano Blanco Cea, su letrado bibliotecario desde abril de 1982, señala que son incontables las tesis de derecho privado que se han hecho, perfeccionado o concluido en la Biblioteca, lo que complica la tarea, pero sin duda contribuye al prestigio del Colegio Notarial de Madrid.
Una realidad espléndida. Bien dotada, con servicio muy ágil y canalizada en tres tipos de información (legislación, jurisprudencia y bibliografía), la política de adquisición de obras antiguas hace de la Biblioteca un interesante referente histórico del derecho privado, con más de 2.000 obras anteriores al siglo XVIII e incluso cierto número de incunables. Notarios bibliotecarios como Vallet de Goytisolo y Rodríguez Adrados fueron particularmente activos en la búsqueda de estas obras antiguas, fondo enriquecido con legados como el extraordinario de Rafael Núñez Lagos.
Inicialmente ubicada en el edificio sede del Colegio Notarial de Madrid, las dimensiones que iba alcanzando la Biblioteca y las necesidades funcionales de la misma obligaron su traslado en 1999 a un edificio propio, en la calle Moreto 9, frente a la Casa de Galicia, junto a la emblemática Iglesia de San Jerónimo el Real y muy cerca de la sede del Colegio Notarial de Madrid, en cuya noble planta segunda permanecen las obras no estrictamente jurídicas "religión, geografía, historia...", cuyo fondo va a ser próximamente catalogado.
El contenido de la Biblioteca es impresionante. Lo integran más de 50.000 monografías y más de 450 publicaciones periódicas, de las que unas 250 siguen vivas (más de la mitad son extranjeras, francesas, italianas, alemanas, incluso hispanoamericanas). La Gaceta (antecedente del BOE) se conserva desde el primer número, así como la colección oficial de jurisprudencia civil desde su inicio en 1855 hasta que se dejó de publicar en papel en 1996. También dispone de boletines del Congreso, del Senado y de las Comunidades Autónomas hasta su sustitución por las correspondientes páginas Web. Mantiene asimismo contratos con las bases de datos de Aranzadi (Westlaw) y El Derecho.
En suma, la "alimentación" diaria de la Biblioteca une, al propio fondo de libros, la clasificación analítica de los artículos de las publicaciones periódicas, e incluye todo lo relativo a Legislación, Jurisprudencia y Resoluciones de la Dirección General de Registros y Notariado.
Aunque el cuerpo de la Biblioteca es el derecho privado, hay también algunos fondos interesantes de otras áreas. El traslado de la Biblioteca al actual edificio de la calle Moreto permitió triplicar la capacidad de almacenamiento, habilitar una sala de lectura moderna y funcional para más de 40 usuarios simultáneos y mejorar eficientemente los espacios para el trabajo interno.
El nacimiento de la Biblioteca. El nacimiento de la Biblioteca discurrió paralelo al de la Academia Matritense del Notariado, cuyo Reglamento constitutivo de 1860 estableció que la Academia crearía "una Biblioteca y un Archivo, aquella con obras propias de su instituto y éste con los trabajos literarios de la Academia y demás papeles correspondientes a la misma". Incluso antes del funcionamiento efectivo de la Academia, ya el 16 de diciembre de 1861, la Junta General del Colegio acordó la formación de la Biblioteca, que en ese mismo año logró reunir unos 200 volúmenes, entre donaciones y adquisiciones.
En 1865, el Reglamento del Colegio fijó el propósito de reunir en la Biblioteca "todas las obras especiales referentes a la institución notarial, antiguas y modernas, nacionales y extranjeras" y se creó el cargo de notario bibliotecario, elegido por la Academia de entre sus miembros, designación que, a partir de 1889, al establecerse un régimen propio de la Academia, pasó a ser competencia de la junta directiva del Colegio. Se hizo obligatoria una previsión presupuestaria para la compra de libros y se estableció el derecho de los notarios del Colegio y de los académicos de la Matritense a consultar los libros dentro de la Biblioteca, sin sacarlos de ella bajo ningún pretexto, así como la obligación de remitir un ejemplar gratis para la Biblioteca por parte de los notarios que publiquen obras relacionadas con la profesión notarial. También en 1889 se estableció la obligatoriedad de tener un catálogo inventario de los fondos de la Biblioteca.
La modernización de la Biblioteca. Cuenta Antonio Fernández-Golfín, actual notario bibliotecario desde 1999, que al mandato de realizar un catálogo-inventario se fue dando un cumplimiento bastante irregular. No obstante, en el año 1928 se publicó un volumen impreso conteniendo el Reglamento de la Biblioteca y el Catálogo alfabético y por secciones de los libros, folletos y periódicos existentes en ella, publicación que fue seguida de un apéndice sin fecha pero que posiblemente dataría de 1930. La simple lectura de las secciones ponía de relieve que, aún primando el contenido jurídico en la política de adquisiciones, se mantenía cierta idea de biblioteca generalista culta (historia, artes, ciencias, geografía, religión, pedagogía, crítica literaria, novelas, teatro, etc.), quizá por criterio del entonces notario bibliotecario José Toral y Sagristá. El criterio de clasificación, muy alejado de los principios ya entonces en uso de biblioteconomía, se parecía a un catálogo inventario similar al que podría encontrarse en la biblioteca de algún ilustrado de la época.
En 1935, el nombramiento como bibliotecario de Manuel González Rodríguez supuso un impulso a la adquisición de libros jurídicos en sentido propio, desarrollo que se frenó por la guerra civil y la muerte del bibliotecario. Más adelante se produjo un impulso decisivo cuando la Junta Directiva del Colegio, presidida por Eduardo López Palop, decidió nombrar un bibliotecario de carrera, diferenciando las funciones del notario bibliotecario "por entonces, González Palomino" y las del bibliotecario facultativo, puesto que recayó en Conrado Morterero Simón. En 1948 se publicó un catálogo sistemático de la Biblioteca, con sistemática ajustada al plan de Savigny.
Subraya el actual letrado bibliotecario, Urbano Blanco Cea, que el mayor valor del catálogo está en el extraordinario esfuerzo realizado de asignación de descriptores, que facilitan la búsqueda y orientan en la selección del material, así como en el vaciado de la gran mayoría de las publicaciones periódicas, lo que constituye casi una especialidad de esta Biblioteca frente a otras de similares características. Aunque es preferente la consulta personal en la propia Biblioteca, los medios de que dispone permiten que, previo escaneo o fotocopiado de la publicación, los notarios del Colegio puedan recibir en plazos muy reducidos la información solicitada por fax o correo electrónico.
Algunas cifras ayudan a situar la actividad de la Biblioteca. Sólo en el pasado año 2005, la Biblioteca del Colegio Notarial de Madrid tuvo más de 15.000 consultas de volúmenes en Sala, prestó 3.200 monografías y facilitó más de 33.000 fotocopias de artículos o documentos. Es significativo que el servicio de documentación jurídica atendió más de 80 consultas jurídicas mensuales y facilitó, también mensualmente, una media de 350 búsquedas legislativas, otras tantas jurisprudenciales y 600 bibliográficas. En el mismo año se catalogaron 844 nuevas monografías y 1096 nuevos artículos de publicaciones periódicas, y se finalizó la catalogación retrospectiva del fondo bibliográfico jurídico, alcanzándose la cifra de 32.779 noticias bibliográficas y 11.924 artículos de publicaciones periódicas.
Para atender esta ingente actividad, Urbano Blanco Cea cuenta con Rosana González Blanco, diplomada en Biblioteconomía y licenciada en Documentación, Laura Roldán Gonzalo, licenciada en Derecho y diplomada en Biblioteconomía y Documentación, y Juan Carlos García Garrido, quienes han realizado un serio esfuerzo para completar la catalogación total de los fondos jurídicos para su consulta a través de acceso on-line, de manera que los notarios de Madrid pueden realizar sus consultas desde sus despachos a través de la página corporativa del Colegio Notarial de Madrid.
